Presentación

Unidad de Proyección Social y Extensión Universitaria

Presentación Unidad de proyección social y extensión universitaria La proyección social en la USTA, es entendida como una dimensión sustantiva, integrada con la enseñanza-aprendizaje y con la investigación, es la interacción con otros sectores de la sociedad para contribuir a la solución de problemáticas sociales, así como aprender y llevar ese aprendizaje para la transformación en la organización y gestión de la universidad como ente del conocimiento. Su finalidad, es el establecimiento de procesos permanentes de interacción, correspondencia e integración entre los diversos actores sociales y comunitarios con miras a la transformación sociocultural, la convivencia y justicia social por medio de la transferencia o extensión del conocimiento.

Nuestros

Principios

Se refiere a la búsqueda de soluciones reales y efectivas a los problemas que afectan la convivencia, la aplicación pronta y eficaz de la justicia, el ejercicio pleno de los derechos humanos y, en definitiva, el bien común. Así mismo, al fortalecimiento de la democracia participativa, –diezmada por conflictos históricos ancestrales entre las clases hegemónicas tradicionales y las clases excluidas, entre los partidos políticos tradicionales, entre las fuerzas económicas y entre los grupos que buscan acceder al poder político–, promoviendo la concertación, el diálogo y la participación entre actores de los sectores interesados en la superación de la violencia, la inclusión y reparación a las víctimas, y el castigo a la corrupción.

Se fundamenta en la dignidad de la persona humana y en el derecho a la realización plena de todas las dimensiones y potencialidades biológicas, sociales, culturales y trascendentales que hacen de cada persona un sujeto histórico único e irrepetible con derechos y deberes frente a sí mismo, los otros y la naturaleza. Además, busca la formación de seres autónomos, críticos y responsables que se proyectan hacia la construcción del bien común. Dicho principio promueve la convivencia multicultural, la formación a lo largo de toda la vida y la comprensión de cosmovisiones y estilos de vida diversos.

Se concreta en procesos de formación que tienden a sensibilizar a los sujetos en aspectos como el servicio oportuno, efectivo, cualificado y estratégico a favor de personas y grupos humanos víctimas de la exclusión, el sufrimiento, la violación de sus derechos y/o demandantes de cuidados y atención especializada. Como proceso de formación, este principio orienta las prácticas profesionales y los servicios civiles de los programas académicos. Igualmente, se inscribe dentro de líneas de investigación que, a largo plazo, buscan el empoderamiento de los grupos sociales en desventaja, la generación de soluciones autónomas y pertinentes y el seguimiento evaluativo de las acciones desplegadas, en tanto produzcan nuevas comprensiones de los conflictos sociales, promuevan el liderazgo y abran alternativas viables de trabajo solidario.

Dado que la realidad es múltiple en sus expresiones y manifestaciones y que ninguna perspectiva o enfoque académico la agota en su interpretación o lógica y, mucho menos, responde lo suficiente y adecuadamente a los desafíos y asuntos que los seres humanos se plantean desde la pluralidad, el abordaje académico de los problemas demanda enfoques complejos, interdisciplinarios e integrativos de múltiples lógicas y visiones. Por ello, el análisis, los métodos y las soluciones deben contemplar las diferentes aristas de una misma problemática. El abordaje de la realidad aquí descrito, exige formarse en la autoconciencia. 

Junto con el principio de utilidad, orienta el diseño y la secuencia de las acciones y tareas que los constituyen. Como “intensión o teoría en acción”, se encadena pragmáticamente con la transformación social, la cualificación de los sujetos y el aprendizaje en la acción. A su vez, aporta nuevos modos de comprensión al contenido curricular, y orienta los proyectos que generan la acción.